viernes, 2 de julio de 2010

Ciudad

Ruiseñor, Lluvia, Lava… Son algunas de las calles que paso cuando voy camino al trabajo, y en el trayecto pienso en las características que cada una debería tener e imagino en cuál de ellas me gustaría vivir. Supongo que mis estados de ánimo no me permitirían habitar siempre una. Cómo ser siempre ruiseñor, cómo ser siempre lluvia, cómo ser siempre lava. Claro, dejaría de ser yo, de ser mí, de ser. Los caminos te permiten pensar, mirar, sentir…, pero parece que en las ciudades, en ésta, lo podemos olvidar tan fácil. Ensimismarse, enajenarse, descorazonarse.

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