“Estoy sola en un mundo de solos”, lo escribí hace seis años. Aún hoy estas palabras se repiten en mi cabeza en días, en momentos como éste.
Me pregunto qué me ha quedado de esta celebración de Navidad, además del remordimiento por el atascón de caldo de camarón , pavo, espagueti y ensalada de manzana y de la tristeza que suele acentuarse en estos días. También me queda la pregunta de mi padre ebrio de vino blanco sobre el “dulce” aplicado como adjetivo calificativo a la gente, que si bien nos hizo reír mucho no me parece errada y menos tonta…
Me quedo con las frutitas tintineantes que ayudé a colocar a mi mamá en la entrada de la cocina, con el maullido contento de Tache, con la alegría que sentí cuando, por fin, Adrián atravesó la puerta de entrada, con el olor del ponche de frutas y el viento frío.
sábado, 26 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario