domingo, 5 de septiembre de 2010

Friday nightmare

El viernes fue trágico, entonces todo adquirió sentido sin tenerlo. Enloquecí como aquellos días en que me perdía en lugares bien conocidos y puedo decir que esa es de las peores pérdidas o perdidas, no sé. Así, me perdí y lo perdí. Mientras veía correr el reloj la ansiedad me perturbaba más y las imágenes llegaban y lo empeoraban todo: él, la gallina degollada (no la de Quiroga), la mariposa negra y todo el remolino que me hacía permanecer adherida a la pared. Esperando. Llegaban uno y otro y otro tren y las lágrimas me escurrían por las mejillas. Impaciente seguía pensando y me taladraban el cráneo tantos pensamientos y estaba asustada y luego aquel joven se acercó y me ofreció un pañuelo y luego me hizo esa señal con el pulgar hacia arriba y las lágrimas brotaron más. Y en un flashback mezclaba aquel pasado con el presente. Aquí, allá, atrás, aquí... Y yo tan vulnerable y temerosa salí corriendo con las imágenes y las palabras tras de mí golpeándome la nuca.

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