domingo, 26 de diciembre de 2010

De la resaca

En la mesa la nochebuena que mi madre me regaló y en el sillón los gatos se acicalan. La cama aún revuelta y el cielo nublado. Este día posnavideño se confabula en contra mía o ¿será a mi favor? Todavía tarareo las canciones de cuna para el pequeño Isaac, la voz de mi padre y nuestros ojos atentos a su boca -a sus palabras como polvos azulados-, la sonrisa de mi madre y la gata contenta brincando en la madrugada. Y luego ese árbol con esferas moradas y doradas tan ajeno a todo, no podía evitar sentir que no pertenecía a ese espacio, y esta vez no quise reflejarme en las esferas como siempre y no sé por qué. Era frío.

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